jueves, 26 de abril de 2012

Un balón de... ANIMO


Hay momentos que nos gustaría recuperar algo perdido, algo que se han convertido en memoria, en recuerdos, pero soñamos con volverlo a tener o a vivir algún día ¿verdad?

A veces, hablando en clase de ética sobre qué es la felicidad no se nos ocurren más que los ejemplos de siempre. Por eso he prestado atención estos días a una “diminuta” noticia que ha llegado hasta mí y que me ha emocionado: Un chico recupera su balón, tras un año y después de un terrible tsunami que arrasó su ciudad e impresionó al mundo. No lo ha localizado entre los restos de las ruinas sino a más de 3.100 kilómetros de distancia ¡en Alaska!

Una pareja que vive tan lejos de Japón lo recogió del mar, de entre los restos que las corrientes marinas han transportado al otro lado del Océano Pacífico. Tradujo el mensaje y se lo hizo llegar al chico, que hoy se siente enormemente feliz de recuperar algo, después de todo ese episodio que sin duda marcará su vida.

Aquél día, afortunadamente, el chico no fue a clase porque estaba enfermo. Perdió en la catástrofe a gran parte de sus amigos, que fueron los que le habían regalado el balón y se lo habían dedicado con la palabra ÁNIMO, escrita junto a sus nombres y el de su profesora.

Desde que lo oí en televisión no hago más que darle vueltas a ese balón y me provoca varias reflexiones.

La primera es que la esperanza, el ánimo, la ilusión es como ese balón. No hay quien las hunda. Necesitamos creer en eso en estos tiempos de crisis. Tenemos que encontrar “el balón” que tuvimos y que creemos perdidos para siempre. Tenemos que buscar ese ÁNIMO en medio de esta tormenta. No podemos perder los sueños.

La segunda reflexión es la que me provoca el chico que anduvo buscando varios días sus cosas entre los restos, pero no logró encontrar nada de lo que tenía. Ahora sale feliz en la televisión porque ha recuperado algo pequeño, pero grande para él, su BALÓN. El que le regaló su clase. Si un balón merece tanto la pena para un chico ¿qué es lo que hemos perdido nosotros que merezca verdaderamente la pena?

Y tercera, y última reflexión. Si encontráramos algo que perteneciera a otra persona, no algo valioso, algo pequeño, casi insignificante. ¿Seríamos capaces de buscar la manera de devolverlo? ¿Somos capaces de ver lo que es importante para otras personas? O, dicho de otra manera, aunque estoy seguro de que todos pensamos en los que lo pasan mal ¿somos capaces de hacer algo para mejorar la vida de otros, que no seamos nosotros mismos? 


sábado, 14 de abril de 2012

La Regenta... tan actual


Anoche estuvimos en el teatro. Vimos "La Regenta" un montaje de una adaptación de la magnífica obra de Clarín, en el teatro Canal, rigida por Marina Bollaín. En Gijón, hace unos días estuvimos viendo otra adaptación al teatro de la misma obra "La larga noche de bodas de Anita Ozores" de Eladio de Pablo, protagonizada por los alumnos y alumnas de la Escuela Superior de arte dramático y profesional de danza. Ambas nos han transmitido un mensaje actual y moderno de una obra clásica. Leída con los mismos ojos, pequeños, pero críticos y acerados del genial escritor Leopoldo Alas.

Me gustaría abrir un debate sobre lo que puede sacarse de la comparación, no solamente estética o de calidad de representación (unos son profesionales y los otros son un grupo de alumnos) sino en el contenido de ambas obras.

Yo me quedo con dos reflexiones: la de el tratamiento de la mujer en la sociedad contemporánea y desde los tiempos de Clarín, como un objeto que es poseído por unos y por otros, que se consideran sus dueños, y es juzgado por toda la sociedad.



Y la segunda reflexión es sobre el mecanismo de la manipulación: la de la iglesia y sus sacerdotes, la de los medios de comunicación y los programas "basura" que actúan sin escrúpulos, la de los psicoanalistas (que han sustituido a los sacerdotes y que tienen un enorme poder) la de la moral de la época, que se escandaliza de ciertas cosas y soporta de mil amores otras terribles y, sobre todo, el miedo al "qué dirán", que sigue estando en nuestra forma de comportamiento.

Me gustaría conocer vuestras opiniones.